Por Magdalena Rivera Becker.

 

Quisiera partir este artículo comentando que me demoré mucho en decidirme a leer 50 sombras de Grey principalmente debido a que, por los comentarios que había escuchado, no me parecía un libro interesante. Sin embargo, dadas las múltiples consultas que me realizaron sobre que me parecía esta novela decidí leerla.

Solo he leído el primer libro y no he visto la película por lo que mi opinión está limitada a eso. También debo reconocer que debido a todo lo que se había comentado sobre el libro no comencé a leerlo en forma ingenua sino que desde una postura algo crítica, lo que pienso que debe hacer alguna diferencia en relación a una lectura más abierta y solo por placer. Inicié mi lectura con la siguiente interrogante ¿Qué hace que esté libro haya generado tanto revuelo y fanatismo?

No soy crítica literaria ni especialista en el tema, pero desde mi mirada de lectora aficionada, puedo decir que me pareció una escritura bastante burda y no muy interesante. También concuerdo en muchas críticas que plantean que es un problema eso de que perpetué la idea de que una mujer debe ser sumisa en una relación y que un hombre maltratador puede “cambiar por amor”. Sin embargo pienso que ya se ha escrito mucho sobre lo malo que es que esta novela valide la violencia en la relación de pareja, por lo que me centraré en lo que me motivo a la lectura ¿Qué es lo que lo hace tan atractivo a muchas mujeres?

Al contrario de algunas opiniones no lo encuentro un libro para nada transgresor, sino que considero que es una novela que mantiene una idea tradicional y patriarcal del erotismo. La protagonista es joven e inexperta sexualmente y es un hombre con características de “príncipe moderno” (bello y adinerado), quien la seduce y la invita a explorar su sexualidad. Sin embargo, en ese contexto se agrega algo que no siempre está presente en la literatura romántica de ese estilo: el deseo femenino. Es una novela escrita en una primera persona mujer quien va reconociendo su deseo sexual y haciendo explícita su existencia.  Muchas mujeres, al menos en Chile, han sido criadas con el concepto de que el deseo sexual es algo principalmente masculino y la mujer como deseante es algo no siempre reconocido. Desde ese lugar pienso que el acceder a una historia donde la mujer reconoce su deseo puede ser interesante y hacer que muchas mujeres se sientan representadas. Sin embargo, este deseo es enmarcado dentro de los roles tradicionales de un hombre que seduce y ella “aprende” de él. Al mantener estos estereotipos no produce cambios en los esquemas tradicionales de cómo deben ser las cosas en la pareja lo que puede resultar mucho menos amenazante que si fuera una novela erótica fuera de este contexto.

Además muestra bastante bien la intensidad del deseo sexual al inicio de una relación de pareja, lo que puede hacer que muchas mujeres vean reflejado lo que les ha sucedido en esa misma situación. Otro punto interesante es que reconoce y pone explícitamente de manifiesto el clítoris como un punto importante de placer femenino. Sin embargo en otras cosas se aleja más de la realidad como al mostrar la facilidad con que una mujer tiene orgasmos en el contexto de una relación de pareja cuando ni siquiera ha practicado el autoerotismo previamente. El erotismo de ella se despierta con él, mostrando una mirada de la sexualidad tradicional con solo el agregado de que la mujer también puede desear, pero manteniendo una sexualidad dominada  e incluso “despertada” por el hombre. Es decir aunque la mujer desea sigue siendo principalmente un objeto de deseo mientras que el hombre es el sujeto que decide.

Me llamó la atención y pareció positivo que planteara el tema de la prevención de embarazos, incluyendo hasta el uso del condón en el relato de una escena erótica. Sin embargo el preservativo es presentado como una incomodidad y un método pasajero mientras se pasa a una tecnología anticonceptiva que interviene el cuerpo femenino. En esto también se perpetúa el esquema tradicional donde es la mujer la que debe, sobre todo en una relación estable, hacerse cargo de la anticoncepción. No se negocia el método entre ambos, sino que ella elije dentro de las opciones disponibles para las mujeres. Nuevamente un clásico de la cultura machista y patriarcal.

Es un libro que presenta los modelos tradicionales de amor romántico y dominio masculino. Quizás la novedad, en relación a otras novelas románticas, es que tiene más desarrolladas las escenas eróticas. Por la pretensión de inclusión de sado-masoquismo (qué no es real porque en muchas ocasiones lo que plantea es derechamente maltrato y violencia en la pareja), parece ser transgresora y puede ser un punto que también despierte la curiosidad y el erotismo de quienes la leen.

Dentro de los comentarios a esta novela leí uno que llamaba a las jóvenes, por la justificación de la violencia en la pareja que mostraba, a no leerla. Me parece prohibir no tiene ningún sentido. Que el libro presente este modelo machista de pareja y sea best-seller es un reflejo de la sociedad en que estamos y claramente no es la causa. Es mejor invitar a que si se lee o ve la película sea en forma crítica y  a tomar conciencia de cómo construimos las relaciones. Hacerse la pregunta de ¿Por qué esa forma de relación erotiza a algunas mujeres? ¿Cómo construimos vínculos igualitarios? ¿Cómo vivimos un erotismo desde dos sujetos deseantes autónomos y no en una relación sujeto-objeto?  Y si no queremos que este tipo de relatos sean la educación sexual de nuestros jóvenes ¿Qué otros espacios de educación sexual les estamos dando?

 

Publicado originalmente en la página del Instituto Iberoamericano de Sexología.